Greta y Los Ingratos

El cambio climático es un tema ante el que me cierro emocionalmente. Leo reportes científicos y conozco los datos, pero no había permitido que el efecto de su gravedad tocase mi corazón. No lo había hecho por la sencilla razón de que me asusta y produce ansiedad pensar en sus consecuencias. Por eso me mantengo a distancia de visiones catastrofistas y me concentro en los cambios que puedo hacer para poner mi granito de arena. Mi barrera emocional no elimina la conciencia del problema, solo la acota y me protege. 

Mi mecanismo de defensa se activó al escuchar las palabras indignadas de Greta Thunberg, al observar su expresión de enojo y al leer acerca de la ansiedad y depresión que la hicieron actuar. Primero minimicé su historia, después me produjo vergüenza y, finalmente, le he puesto atención. Su activismo y las reacciones polarizadas que genera me han hecho reflexionar acerca de la fuerza de las emociones que yo he logrado suprimir o, por lo menos, apaciguar con relación al cambio climático y a la pérdida de biodiversidad. También he reflexionado en el valor que tiene el que este movimiento surja desde alguien de 16 años y que su capacidad de convocatoria llegue y afecte a adolescentes y a niños. Miles de adultos han hablado de cambio climático en cumbres internacionales, calles y medios, pero sin tener el efecto emocional y de movilización que ella tiene.

Greta ha movilizado, de una forma u otra, a incrédulos y a convencidos del cambio climático. A los primeros los ha movido a la condescendencia, a la ironía y a una ola de descalificaciones que ha alcanzado proporciones de bullying global. A los segundos les ha hecho poner atención, secundar con información y reaccionar, positiva o negativamente. Especialmente, esta ceñuda muchacha de 16 años ha inspirado a miles de sus contemporáneos a ver más allá de su realidad inmediata, de los popotes y a conectar con una causa que, por su escala, pudo haberles resultado inabordable. Ella, la menos cool de las niñas, hizo cool un movimiento.

El nivel de información y la causa de Greta no son banales. Ella no habla de unicornios de izquierda ni de ogros capitalistas, habla de la urgencia de actuar para resolver un problema global y del cumplimiento de objetivos ya establecidos, pero mayormente ignorados.* Su causa es relevante, es urgente y amerita atención. Todo movimiento tiene su ingeniería y supongo que Viernes por Futuro (#FridaysforFuture) no es la excepción. En mi orden de prioridad de causa e importancia, me interesa más el efecto catalizador de Greta que quiénes y cómo ayudaron a convertirla en el rostro de un movimiento que finalmente se está extendiendo en la escala que el problema amerita. Quienes la estigmatizan al personificarla como títere de opacos intereses o la invalidan por el síndrome que tiene no cambian el hecho de que la conversación acerca del cambio climático se multiplicó y diversificó generacionalmente por efecto de Greta.

Aunque poner fecha de expiración al planeta y demás estilo apocalíptico de la narrativa de Greta me hagan sentir incómoda y batir las pestañas, esa es la historia con la fuerza emocional que los datos no tienen. Ya que la lógica de los numerosos reportes científicos no ha sido suficiente para movilizar a ciudadanos y a gobiernos, espero que la fuerza emocional de la indignación lo sea. La historia funciona para mover opinión porque su vocera es genuina en la intensidad de sus emociones y convicción. ¿Sería lo mismo si Greta tuviese 25 años? ¿Sería lo mismo si Greta fuese una indígena mixteca? ¿Sería lo mismo si fuese una niña más estereotípicamente cool? Supongo que no. El hecho es que esta muchacha sueca, de mirada seria, con síndrome de Asperger y con trenzas largas habla, grita, distorsiona su rostro por emoción y muchos la escuchan y siguen.

¿Tiene esta muchacha y este movimiento el potencial para reunir a una generación? Ojalá así sea. Quienes trivializan y muestran condescendencia ante Greta Thunberg olvidan que ella y los miles que ha movilizado son parte una generación que está entrando, a través del activismo, a la política nacional y global con un sentido de agencia. Dicho llanamente, hasta ahora las cuestiones ambientales no han sido un sujeto político en el mundo. Necesitaremos que una nueva generación de votantes cambie eso.

Greta no es la primer adolescente que pide a empresas, gobiernos y ciudadanos hacerse cargo de la realidad. Espero que tampoco será la última. Quiero creer que su aportación de fondo será multiplicar las voces e influir en hábitos y en el comportamiento político futuro de su generación. Espero que ellos no se cierren, como yo, al miedo que provoca pensar en escenarios oscuros para el planeta. Las soluciones pueden no encontrarse en el fatalismo, pero tampoco en la resignación, en la negación y en el silencio.

*La preocupación central del movimiento #FridaysforFuture es que las medidas de protección climática se adopten de la forma más amplia, rápida y eficaz posible para alcanzar el objetivo de limitar el aumento de la temperatura a 1.5°C. Este es el límite que se estableció en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático que se celebró en París en 2015 (COP 21) y adoptado por la ONU. 

La conversación.

Un comentario en “Greta y Los Ingratos

  1. Totalmente de acuerdo contigo Gaby… hay que rescatar todo lo bueno que Greta ha hecho por unir miles de voces alrededor del mundo que se están ORGANIZANDO para incidir en cambios. Esa organización es la que tanto nos hace falta para este y otros temas. Mientras tanto, la juventud nos pone el ejemplo, y considero que hay que aplaudirlo y sumarnos.

    Sí, hay que hacer una crítica pero a la sociedad, a nosotras, por no escuchar esas otras voces menos privilegiadas, pero Greta no tiene la culpa de ello. No por que la sociedad sea así, su movimiento deja de ser tan importante. Además, Greta misma ha hablado sobre su sitio privilegiado, ella lo sabe. Yo le aplaudo a Greta, a todas y todos los jóvenes que se han sumado y a todas las personas que luchan todos los días defendiendo su territorio, su biodiversidad y que incluso, han dejado la vida en ello.

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